I. MÚSICA CLÁSICA Y ACTIVIDAD MUSICAL Los vestigios arqueológicos encontrados, tales como el diaulós de la serreta de Alcoy, las representaciones de escenas musicales en vasijas ibéricas o hallazgos similares procedentes de los fértiles yacimientos de la provincia, sólo permiten establecer la existencia de prácticas musicales influidas entre sí en los pueblos mediterráneos, pero no un proceso histórico. Para desarrollar éste es preciso situarse en el s. XVI, a pesar de que pueden datarse las primeras representaciones de la Festa o Misterio de Elche entre 1266 y 1370, del mismo modo que la documentación existente permite como mínimo conjeturar la presencia de cantores, órganos y otros instrumentos asociados al culto de las principales comunidades cristianas de la provincia a partir del s. XIV al menos. Desde 1513 se tiene conocimiento documentado de la existencia en la iglesia de Santiago de Villena de un beneficio ligado a las obligaciones de tocar el órgano y dirigir el coro, el cual actuaba acompañado por un bajón. En 1534 el Cabildo eclesial decidió separar estas funciones vacantes y cubrirlas, con el fin de mejorar la atención del culto, con dos músicos. Uno de los beneficiados debía regir el coro y ocuparse diariamente de dar dos lecciones de canto llano, contrapunto y canto de órgano, mientras el otro quedaba vinculado solamente al órgano. Con todo, la aparición sistemática de documentos relativos a las capillas musicales llegó pareja al espíritu de la contrarreforma, hasta tal extremo, que las noticias sobre la práctica musical en los templos de esta provincia anteriores a 1545 son escasas y vagas, aunque se debe presumir un mayor desarrollo del que reflejan las investigaciones realizadas.